MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) –
Un equipo de investigadores del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto cómo la dopamina activa por separado la motivación y el esfuerzo de la conducta, lo que representa un cambio “significativo” en el campo de la neurobiología de la dopamina, un neurotransmisor ampliamente distribuido en el cerebro que permite coordinar la motivación para conseguir una recompensa con las acciones necesarias para lograrla.
Este trabajo, publicado en la revista ‘Nature Neuroscience’ y cuyo primer autor es Juan Enríquez Traba, ha demostrado que el receptor D3 media efectos específicos sobre la motivación, diferentes de los del receptor D1, que está implicado en el refuerzo de la conducta, por lo que se establece un nuevo modelo de cooperación donde cada receptor afecta distintos procesos funcionales en una misma neurona, según un comunicado del CSIC.
“Hasta ahora, el dogma predominante sostenía que los circuitos estriatales, incluyendo los del núcleo accumbens, se organizan a través de la expresión diferencial de los receptores de dopamina denominados D1 y D2 en distintos tipos de neuronas”, ha explicado la directora del grupo de Neurobiología de los Ganglios Basales en el Instituto Cajal-CSIC de Madrid, la doctora Rosario Moratalla, que ha coliderado la investigación, junto con el director de la Unidad de Neuromodulación e Integración Sináptica del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, el doctor Hugo A. Tejeda.
De hecho, se asumía que la función de los receptores D1 y D3 en el núcleo accumbens, pieza clave del sistema de recompensa, era la misma que en otra zona del cerebro denominada caudado-putamen, si bien otra investigación anterior demostró que los dos receptores actúan “de manera sinérgica” para potenciar el movimiento en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Los científicos han descubierto que este principio no se aplica en el núcleo accumebns, pues “si bien los receptores D1 y D3 se expresan de manera conjunta en las mismas neuronas del núcleo accumbens, median acciones distintas”, según Moratalla, que ha detallado como “el receptor D3 media la motivación mientras que el receptor D1 media el refuerzo”, lo que “implica que la dopamina, activando una misma neurona, tiene la capacidad de orquestar el refuerzo y la motivación por separado”.
Asimismo, ha explicado que el proceso de motivación promueve el acercamiento, la evitación o la puesta en marcha de otras acciones en respuesta a estímulos sensoriales específicos para satisfacer necesidades como la alimentación, la hidratación, el sueño, la reproducción o la seguridad; mientras que en el de recompensa se reconocen dos componentes inducidos por la dopamina: la motivación o energía que impulsa una determinada acción, y el refuerzo, que aumenta la probabilidad de repetir esta acción en el futuro.
NUEVOS HORIZONTES DE INVESTIGACIÓN
Estos hallazgos hacen que se redefina la regulación de la señalización dopaminérgica en el núcleo accumbens, y destaca la capacidad excepcional de las neuronas del circuito límbico de dirigir, a través de mecanismos disociables, aspectos diferenciables del comportamiento de recompensa, como la motivación y el refuerzo.
Los desajustes entre la motivación y el esfuerzo realizado para obtener una recompensa o evitar algo desagradable están en la base de un buen número de trastornos neuropsiquiátricos, lo que confiere a los resultados de esta investigación “un valioso potencial terapéutico”, y es que la motivación es “excesiva” en el caso de las adicciones, mientras que el refuerzo ante conductas placenteras es “escaso” cuando hay depresión.
El estudio también abre un campo de investigación sobre el papel de estos mecanismos en el origen de los trastornos neuropsiquiátricos y la búsqueda de nuevos tratamientos más eficaces para las adicciones, la depresión, y otras condiciones donde está afectada la motivación, pues el núcleo accumbens es una región cerebral clave en la mediación de diversos comportamientos, como la recompensa y la satisfacción, por lo que interviene tanto la focalización de la atención hacia estímulos agradables, como alimentos, y hacia estímulos perjudiciales, como las drogas.
Del mismo modo, el trabajo permite aclarar el mecanismo por el que la velocidad de liberación de la dopamina pone en marcha de forma diferenciada la motivación y el refuerzo.
“El receptor D3, que tiene mayor afinidad por la dopamina que el D1, detectaría los componentes más lentos de la señalización dopaminérgica (denominados tónicos), lo que ayuda a resolver la vieja cuestión de cómo la dopamina tónica regula la motivación. En contraste con los D3, los receptores D1 tienen una afinidad muy baja por la dopamina, por lo que sólo detectarían grandes aumentos de este neurotransmisor derivados de la liberación sostenida (fásica) para, en última instancia, mediar el refuerzo”, han explicado los investigadores.
Los científicos también han logrado señalar a los receptores D3 y D1 como dianas terapéuticas potenciales en trastornos como la adicción y la depresión, donde las conductas de recompensa se encuentran alteradas.
Cabe destacar que el D3 ya se considera una diana potencial para el tratamiento de la adicción, tal y como lo refleja la cantidad de medicamentos aprobados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) que se dirigen hacia este subtipo de receptor.
“Además, el refuerzo es un componente imprescindible del aprendizaje, y por lo tanto los hallazgos relacionados con el receptor D1 también tienen implicaciones en trastornos de memoria como el Alzheimer”, ha explicado Enríquez.