MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) –
En la búsqueda por desarrollar una alternativa segura y eficaz a los opioides, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y la Universidad de Stanford, ambas en Estados Unidos, han desarrollado un compuesto que imita una molécula natural que se encuentra en la planta de cannabis, aprovechando sus propiedades analgésicas sin causar adicción ni efectos secundarios que alteren la mente en ratones.
“Existe una necesidad urgente de desarrollar tratamientos no adictivos para el dolor crónico”, insiste la autora principal del estudio, Susruta Majumdar, profesora de anestesiología en WashU Medicine. “El compuesto diseñado a medida que creamos se adhiere a los receptores que reducen el dolor en el cuerpo, pero por diseño, no puede llegar al cerebro. Esto significa que el compuesto evita los efectos secundarios psicoactivos, como los cambios de humor, y no es adictivo porque no actúa sobre el centro de recompensa del cerebro”.
“Durante milenios, la gente ha recurrido a la marihuana como tratamiento para el dolor. Los ensayos clínicos también han evaluado si el cannabis proporciona un alivio del dolor a largo plazo. Pero inevitablemente los efectos secundarios psicoactivos del cannabis han sido problemáticos, lo que ha impedido que el cannabis se considere como una opción de tratamiento viable para el dolor. Sin embargo, pudimos superar ese problema”, agrega el coautor del estudio, Robert W. Gereau, profesor de Anestesiología y director delCentro de Medicina del Dolor de WashU.
Las propiedades psicoactivas de la marihuana se deben a unas moléculas naturales que se encuentran en la planta de cannabis y que se conocen como moléculas cannabinoides. Estas se unen a un receptor, llamado receptor cannabinoide 1 (CB1), en la superficie de las células cerebrales y en las células nerviosas que detectan el dolor en todo el cuerpo. El estudio se publica en ‘Nature’.
MOLÉCULA DE CANNABINOIDE CON UNA CARGA POSITIVA
En colaboración con colaboradores de la Universidad de Stanford, también en Estados Unidos, el coautor principal Vipin Rangari, investigador asociado postdoctoral de Medicina de WashU en el laboratorio de Majumdar, diseñó una molécula de cannabinoide con una carga positiva, lo que evita que cruce la barrera hematoencefálica hacia el cerebro y al mismo tiempo permite que la molécula interactúe con los receptores CB1 en otras partes del cuerpo. Al modificar la molécula de manera que solo se una a las células nerviosas sensibles al dolor fuera del cerebro, los investigadores lograron aliviar el dolor sin efectos secundarios que alteren la mente.
Probaron el compuesto cannabinoide sintético modificado en modelos de ratones con dolor por lesión nerviosa y migrañas, midiendo la hipersensibilidad al tacto como indicador del dolor. La aplicación de un estímulo normalmente no doloroso permite a los investigadores evaluar indirectamente el dolor en ratones. En ambos modelos de ratones, las inyecciones del compuesto modificado eliminaron la hipersensibilidad al tacto.
En el caso de muchos analgésicos, en particular los opioides, la tolerancia a los medicamentos con el tiempo puede limitar su eficacia a largo plazo y requerir dosis más altas de medicamento para lograr el mismo nivel de alivio del dolor.
LA MOLÉCULA PODRÍA USARSE COMO UN FÁRMACO
En este estudio, el compuesto modificado ofreció un alivio prolongado del dolor: los animales no mostraron signos de desarrollar tolerancia a pesar de los tratamientos con el compuesto dos veces al día durante el transcurso de nueve días. Esta es una señal prometedora de que la molécula podría usarse como un fármaco no adictivo para aliviar el dolor crónico, que requiere un tratamiento continuo en el tiempo.
La eliminación de la tolerancia del compuesto fue el resultado del diseño a medida del compuesto. Los colaboradores de Stanford realizaron un sofisticado modelado computacional que reveló una cavidad oculta en el receptor CB1 que podría servir como un sitio de unión adicional.
La cavidad oculta, confirmada por modelos estructurales, conduce a una actividad celular reducida relacionada con el desarrollo de tolerancia en comparación con el sitio de unión convencional, pero se consideraba inaccesible para los cannabinoides. Los investigadores descubrieron que la cavidad se abre durante períodos cortos de tiempo, lo que permite que el compuesto cannabinoide modificado se una, minimizando así la tolerancia.
Según Majumdar, diseñar moléculas que alivien el dolor con efectos secundarios mínimos es todo un reto. Los investigadores planean seguir desarrollando el compuesto para convertirlo en un fármaco oral que pueda evaluarse en ensayos clínicos.