MADRID 16 Nov. (EUROPA PRESS) –
El tiempo de sedentarismo superior a seis horas diarias durante el crecimiento, desde la infancia hasta la edad adulta temprana, puede causar un aumento excesivo de 4 mmHg en la presión arterial sistólica, según muestra un nuevo estudio.
La práctica continuada de actividad física ligera (AFL) atenuó significativamente el aumento de la presión arterial. El estudio se realizó en colaboración entre las Universidades de Bristol y Exeter, en el Reino Unido, y la Universidad de Finlandia Oriental, y los resultados se publicaron en el ‘Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle’.
En el estudio, se realizó un seguimiento de 2.513 niños de la cohorte Children of the 90s de la Universidad de Bristol desde los 11 hasta los 24 años. Al inicio del estudio, los niños pasaban seis horas al día sedentarios, seis horas al día practicando AFL y aproximadamente 55 minutos al día realizando actividad física moderada a vigorosa (AFMV). Durante el seguimiento en la edad adulta joven, los niños pasaban nueve horas al día en el sedentarismo, tres horas al día realizando AFL y aproximadamente 50 minutos al día realizando AFMV.
La presión arterial media en la infancia era de 106/56 mmHg, que aumentó a 117/67 mmHg en la edad adulta joven, en parte debido al desarrollo fisiológico normal. El aumento persistente del tiempo de sedentarismo desde los 11 hasta los 24 años se asoció con un aumento medio de 4 mmHg en exceso de la presión arterial sistólica.
La participación en actividades de AFL desde la infancia redujo el nivel final en 3 mmHg, pero la participación en actividades de AFMV no tuvo ningún efecto reductor de la presión arterial.
“Además, cuando 10 minutos de cada hora de sedentarismo se sustituyeron por una cantidad igual de AFV desde la infancia hasta la edad adulta temprana en un modelo de simulación, la presión arterial sistólica disminuyó en 3 mmHg y la presión arterial diastólica en 2 mmHg”, afirma Andrew Agbaje, médico galardonado y profesor asociado (docent) de Epidemiología Clínica y Salud Infantil de la Universidad de Finlandia Oriental.
“Esto es significativo, ya que se ha informado en adultos de que una reducción de la presión arterial sistólica de 5 mmHg disminuye el riesgo de infarto de miocardio e ictus en un diez por ciento”, añade.
El presente estudio es el mayor y más prolongado seguimiento del mundo de la conducta de movimiento medida con acelerómetro y la progresión de la presión arterial en jóvenes.
Las mediciones de la presión arterial, el tiempo de sedentarismo se realizaron a los 11, 15 y 24 años de edad. También se tomaron repetidamente muestras de sangre de los niños en ayunas para medir el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, los triglicéridos, la glucosa, la insulina y la proteína C reactiva de alta sensibilidad.
En los análisis se tuvieron en cuenta la frecuencia cardiaca, el nivel socioeconómico, los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, el hábito de fumar y la masa grasa y la masa magra medidas mediante absorciometría de rayos X de energía dual.
“Hemos demostrado anteriormente que la presión arterial elevada y la hipertensión en la adolescencia aumentan el riesgo de daño cardiaco prematuro en la edad adulta joven. La identificación del sedentarismo infantil como causa potencial de la presión arterial elevada y de la hipertensión, con el AFMV como antídoto eficaz, tiene importancia clínica y para la salud pública”, indica Agbaje.
Recuerda que “varios ensayos controlados aleatorizados basados en MVPA en la población joven no han tenido éxito en la reducción de la presión arterial.Hemos observado que el aumento de la masa muscular inducido por la AFMV potencia el aumento fisiológico de la presión arterial, lo que explica por qué los ensayos clínicos aleatorios anteriores basados en la AFMV no tuvieron éxito”, añade.
La Organización Mundial de la Salud calcula que en 2030 se producirán 500 millones de nuevos casos de enfermedades no transmisibles relacionadas con la inactividad física, y la mitad de ellos serán consecuencia de la hipertensión.
“Al menos tres horas de actividad física prolongada al día son fundamentales para prevenir y revertir el aumento de la presión arterial y la hipertensión. Ejemplos de AFL son los paseos largos, las tareas domésticas, la natación y la bicicleta. Todos nosotros, padres, pediatras y responsables políticos incluidos, deberíamos animar a los niños y adolescentes a participar en actividades AFL para mantener su presión arterial en un rango saludable”, concluye Agbaje.